Tagore

Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas. (Tagore)

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Carta de mi hija


Como ella dice, hace unos días le pedí un artículo en el que nos contara qué dificultades había sufrido ella, al vivir con dos discapacitados. A su padre le dio un infarto cerebral cuando tenía 36 años y ella 8. Por este motivo, le quedó una afasia de broca. Esto se traduce en que hablaba con monosílabos.
Me había dicho que no. Que a ella le da vergüenza, pero acaba de llamarme por teléfono diciéndome que lo que le pedí, acababa de mandármelo por correo.
Quiero resaltar que para complacerme ha tenido que vencer su gran pudor. Es la primera vez que habla en público de sus padres y creo que soy de las pocas personas que saben valorar este regalo que me acaba de hacer.
Por eso no puedo decirte más que gracias y que eres la razón de mi vida, y aunque la foto no tenga calidad sabes que es una de mis preferidas.

Carta de mi hija
Hola a todos:
Antes de nada voy a presentarme, mi nombre es Toya y soy la hija Toya, la creadora de este blog.
Hace unos días mi madre me pidió si podía escribir en su blog algo sobre como viví yo el tener una madre con discapacidad y, no voy a negarlo, no me hacía ninguna gracia hablar de eso, (no me gusta desnudarme tanto ante tanta gente y para mí es un tema un poco personal), pero bueno todo sea por que ella se sienta apoyada en su trabajo que con tanto esfuerzo está realizando.
Ya sé que lo que os voy a decir os va a sonar raro pero ¿A qué discapacidad se refiere? Desde que nací he visto a mi madre con esta enfermedad, si es verdad que la recuerdo andar con dificultad y sobre todo recuerdo verla subir las escaleras de una forma muy rara y que a la gente parece ser que le llamaba mucho la atención porque se le quedaban mirando siempre y he de decir que sin ningún tipo de pudor.
Tengo que reconocer que esa manera de mirar me molestaba muchísimo y para ponerlos como una bombilla los miraba fijamente y muy seria, (la verdad que funcionaba en la mayoría de los casos), pero aparte de esta anécdota, yo no he notado esa discapacidad a la ella se refiere porque he nacido con ella, no conozco otra cosa y por eso no puedo añorar algo que desconozco.
Para mí, he tenido una madre como la de otros niños (bueno muchísimo mejor), no he notado la diferencia, no jugábamos al escondite pero si a otro montón de cosas en las que las piernas no eran necesarias. Por supuesto esto es todo gracias a ella, a su imaginación desbordante y a sus grandes esfuerzos para suplir esa “discapacidad”.
No tengo hermanos y mi padre enfermó cuando yo tenía 8 años, así que he crecido con dos personas con ciertas limitaciones, pero realmente no me daba cuenta, nadie de mi entorno, ni familiar ni social, me hizo sentirme diferente y eso, ahora de mayor, lo agradezco enormemente porque crecí feliz, no tengo ninguna carencia ni afectiva ni emocional, muy por el contrario toda esta situación hizo, seguramente, que estas fueran mayores que al resto de los niños que conozco.
En la pubertad sí que fui consciente de nuestra situación y sobre todo con mi padre me resultó más difícil de llevar. Ahora, ya mayor, me es completamente necesaria mi madre, aunque no se lo crea nadie ha cuidado de mis dos hijas durante las mañanas cuando han sido bebes para que yo pudiera ir al trabajo, (con ayuda de una chica, de acuerdo pero las cuidaba y cuida ella) y yo me voy al trabajo con la mayor tranquilidad del mundo. Si quiero salir a cenar con mi marido se las dejo sin problemas y como dice Jose (mi marido) ¡Que haríamos sin tu madre!
Así que con dos preciosidades como hijas y un marido al que quiero y me quiere con locura no tengo más que agradecer el gran trabajo que los dos, mi padre y mi madre, hicieron conmigo, soy lo que soy por ellos y oye……con dos discapacitados como padres ¡No ha salido tan mal la cosa! ¿No?
¿Algo más mamá?
Tu hija que te quiere, Toya

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