Tagore

Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas. (Tagore)

martes, 25 de enero de 2011

¿Recuerdos o pesadillas?

 Sentada como siempre frente al gran ventanal del salón, me dispongo a escribir un poco aunque hoy no esté demasiado animada.
 Cada día más, me reafirmo en el gran peso que nuestras emociones ejercen sobre la razón. Un refrán español dice que “hay razones que el corazón no entiende” y creo que realmente es verdad.
 El caso es que hoy, sin motivo aparente, estoy triste. Digo aparente porque sé muy bien cuál es la razón de mi tristeza.
 Hace ya mucho tiempo, demasiado tiempo diría yo, que el gran amor de mi vida nos dejó para siempre. Todavía busco frases y palabras, que en realidad son unos eufemismos, para no pronunciar la palabra tabú que es muerte.
 Al principio decía que Diego se había ido y un día me di cuenta que podrían pensar que me había dejado de querer y me había abandonado. Ante este razonamiento decidí esforzarme por decir la palabra prohibida, pues la otra opción era aún más dolorosa.
 El caso es que llevo días teniendo sueños recurrentes que al despertar me llenan el alma de angustia y desaliento teniendo que asegurarme si estoy despierta o dormida. Y aunque como dice Calderón “los sueños, sueños son”, las imágenes permanecen tan reales y fuertes en mi mente que duelen hasta hacerme llorar.
 No es que el sueño sea escabroso, no es lo que se conocería como pesadilla aunque para mi si lo es, lo que sucede simplemente es que no me quiere. Que cada uno vive su vida pero separados.
 Me parece mentira que teniendo una mente tan racional, no consiga deshacerme de este tormento. Hay personas entre las que me encuentro que siempre nos ha interesado todo lo que se relaciona con el mundo onírico y su interpretación. Por eso cuando empecé Psicología me dije “por fin voy a aprender el significado de los sueños”.
 Pero no fue así. El único autor que se ocupa del tema es Freud y aunque sé que la Psicología dio un paso de gigante gracias a él, personalmente como por otra parte es natural, no comparto totalmente la interpretación que hace de los sueños.
 Sin embargo si estoy de acuerdo en que son manifestaciones de nuestro subconsciente que emergen en esas horas en que nos encontramos en los brazos de Morfeo.
 Y lo peor del caso es que cuando trato de contrarrestar esta tristeza con recuerdos que tengan la suficiente fuerza para hacerlo, su imagen se difumina y no consigo fijarla.
 Son demasiados años sin verlo, sin tocarle, sin su olor y sobre todo sin oírle decir “te quiero” porque ya me encargaba yo de preguntarle cada día para que no se le olvidara.
 Quizá sea esa la explicación más racional. Duele porque cuando murió estaba enamorada y no he dejado de estarlo, muy al contrario. Cuando el ser amado falta y no por desamor, los recuerdos malos se borran y los buenos se idealizan.
 También es posible, como dice mi hija, que en el fondo yo no me perdone volver a reír sin él, porque olvido mi soledad cuando estoy con mis nietas que de nuevo me han transmitido las ganas de vivir. Todo es posible, no sé.
 Pero de lo que sí estoy segura es que cuando a solas en mi dormitorio, su imagen viene a mi memoria, vuelvo a ser la mujer que sueña eternamente con volver a ver a su amado. Y entonces, la mayoría de las veces, la herida se emponzoña y aparece el dolor con fuerza.
 Toya

viernes, 14 de enero de 2011

Actualidad

Eduquemos al pueblo

 Sí sí, he dicho bien. Parece ser que en uno de los últimos Consejos de Ministros, PRESUNTAMENTE se tomó la decisión de promulgar un Decreto Ley en el que se establecieran las nuevas normas de Educación para la Ciudadanía.
 Al frente de un proyecto tan delicado y encomiable, se ha hecho el  nombramiento oficial, recayendo éste sobre la Señorita Leire Pagín dadas sus cualidades innatas para llevarlo a cabo y el acierto total en sus predicciones sobre el gran acontecimiento que íbamos a vivir al tener lugar la gran Conjunción Planetaria.
 Como no quiero reventarle la noticia es mejor que veamos este video.


Los ciudadanos ya tienen una idea clara de quien se trata. Les presento la PRESUNTA primera clase de cómo debemos comportarnos.


 Sin duda uno de los retos mayores que hoy se le presenta es hacernos cumplir la ley Antitabaco con civismo y elegancia. Una de las primeras normas que el pueblo tendrá que aprender, aunque desde todos los tiempos  hasta hoy día fuera lo peor que se le podía decir a niños y mayores, es a ser chivato. Es más la seño nos decía:"Eso está muy feo y si lo vuelves a hacer los amiguitos no te van a querer y no querran jugar contigo.

 Pero con este progresismo de narices hoy se considera al chivato ejemplo de ciudadano.
 Y como dicen que una imagen vale más que mil palabras, pasemos a ver el siguiente video.




 Como todo hecho histórico que se precie, también se han ocupado de este acontecimiento los grandes literatos. Y como muestra vale un botón. Dentro otro video





Y para terminar este gran momento, rindámosle a nuestra gran MAESTRA nuestros más sinceros parabienes utilizando la última gran obra del poeta y escritor.






A estudiar hermanos, que luego lloramos cuando nos suspenden.
   Toya

jueves, 6 de enero de 2011

Noche de Reyes

Mi primer recuerdo infantil

Cada uno de nosotros guarda en su memoria lo que podríamos llamar nuestro primer recuerdo de la infancia.
 El mío es de una mágica noche de Reyes. En mi mente aparecen flases de ese día y como es natural la historia completa me la contó mi madre en más de una ocasión, pues también en ella dejó huella.
 No se qué edad tenía, pero desde luego era muy pequeña. Vivíamos en el pueblo, Yeste, y aquella noche la magia entró en mi vida.
 Recuerdo a mi hermano Ricardo y a mí, sentados en el suelo al lado de una gran fogata que había en la chimenea y frente a un gran aparato de radio que mi padre hizo nuestro durante un tiempo.

El aparato de radio se parecía a este y se estaba retransmitiendo en directo por Radio Nacional la Cabalgata de Reyes desde Madrid. Mis padres junto a nosotros colaboraban ardientemente a dar realismo a lo que estábamos oyendo y la verdad es que lo consiguieron con creces.
 Anteriormente habíamos dejado en la cancela de casa, una espuerta con paja para los camellos y comida para sus Majestades. Creo que la mayoría hemos oído alguna vez una narración radiofónica y comprenderán lo que estoy diciendo.
 Parece que fuera hoy cuando mi padre nos decía “¿oís los cascos de los caballos? Eso es que están ya muy cerca.” Aquella frase tuvo un efecto mayúsculo.
 Me contaban que hablaba sin parar, reía, saltaba y escuchaba aquellas voces con un interés desmesurado. Parece ser que la retransmisión estaba a cargo de locutores expertos que sabían contarnos la llegada de sus majestades con todo tipo de detalles.
 La comitiva de Melchor Gaspar y Baltasar se mezclaba con los vítores de la muchedumbre, trompetas sonando, ruido de cascos de caballos y relinchos, música y una voz en of que ponía el resto, de tal forma que no necesitábamos imágenes para vivir aquella noticia con todo realismo.
 Llegó un momento en que la emoción nos mantenía sin respiración, mi padre subió el volumen del aparato de radio y el chocar de los cascos de los caballos contra el asfalto se oía cada vez más y más cerca. Según contaba mi madre, toda yo era un manojo de nervios que no sabía si reír o llorar.
 En un momento determinado mi padre gritó: “Ya han llegado, corred a la cancela para ver si os han dejado algún regalo”
 Aquello fue como el disparo de salida en una carrera. Más que correr debí volar y ahora si que tengo grabada en mi memoria lo que pasó. Es como si tuviera delante una fotografía de aquel momento indescriptible.
Allí junto a la espuerta de paja había una maravillosa cocina de hierro fundido como la que tenía mi madre en casa. Junto a ella y de porcelana roja brillante, estaba toda una batería de cocina proporcional al tamaño de la cocina con todo tipo de utensilios, cacerolas sartenes y todo lo demás.


 Los ojos se me salían de mis órbitas al mismo tiempo que se me escapó un grito y empecé a saltar y correr en todas direcciones. Esta  situación se repetía una y otra vez, me acercaba a mis tesoros y empezaban de nuevo los gritos y las carreras.
 Creo que pocas veces he sido tan feliz como en aquella ocasión, de hecho fue un acontecimiento familiar que hemos recordado en multitud de ocasiones entre risas y añoranzas.
 Deseo con toda mi alma que esta noche cada ser humano tenga su momento de magia inolvidable.
 Toya