Tagore

Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas. (Tagore)

martes, 14 de diciembre de 2010

Tradiciones

!Llega la matanza!


Las fotos son de mi amigo Miguel Ángel
Chorizos, morcillas,salchichones y demás productos de la matanza secando en la cámara.


 Cuando empezaban a llegar los primeros fríos del invierno, las familias de muchísimos españoles se preparaban para la “matanza del cerdo”.
 Hoy día casi se ha perdido esta costumbre y a veces se hace con un sentido distinto al que tenía en mis recuerdos. No es raro que una pandilla de amigos se reúnan para pasar un día de fiesta en la que sacrifican un pequeño cerdo que consumen ese mismo día.
 En otra época no muy lejana, esta tradición se revestía de tintes casi antropológicos. A lo largo del año las familias alimentaban y engordaban a un pequeño lechón, con la esperanza de que llegada la matanza, el cerdo estuviera muy gordo y pesara muchas arrobas.
 La razón no es una banalidad ya que de la cantidad de carne que obtuvieran dependía su alimentación e ingesta de proteínas durante todo el invierno.
 Hay un dicho español que dice: “Del cerdo me gustan hasta sus andares” y no le falta razón. Es un animal del que se aprovecha todo con un tradicional método de conservación.
 Recuerdo que el ritual de la matanza empezaba el día anterior con la pela de las cebollas que se utilizarían en hacer las morcillas. Ya desde este momento se respiraba un aire festivo en torno a la familia que iba a realizar el sacrificio del “hermoso” cerdo.
 Para hacer todas las labores, se reunían para ayudar al matrimonio protagonista los familiares y amigos. Cada uno tenía asignada una tarea. Ese día todos madrugaban, los hombres eran los encargados del sacrificar al cerdo. Una vez limpio por dentro y por fuera se colgaba de las patas traseras, como en el matadero, y se dejaba secar “orear”, hasta el día siguiente en el que se despiezaba y empezaban a poner en salazón los jamones y tocinos.
 Desde el día anterior las mujeres eran las encargadas de hacer las morcillas, chorizos y demás embutidos. Una vez terminado todo el proceso se colgaban para secar como se ven en la fotografías.
 El ama de casa junto a sus ayudantes femeninas preparan comida para todos mientras se gastan bromas y se oyen risas.
 Esa noche, ya en la cama, el matrimonio sonríe feliz y suspiran aliviados. El trabajo está terminado y la familia dispone de avituallamiento para todo el año.
 Toya



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